viernes, 7 de noviembre de 2014

INTRODUCCIÓN






El maltrato a los niños es un problema universal que ha existido desde tiempos remotos, sin embargo es en el siglo XX con la declaración de los derechos del niño (O.N.U. 1959), cuando se le considera como un delito y un problema de profundas repercusiones psicológicas, sociales, éticas, legales y médicas.

Según la OMS: “El maltrato infantil se define como los abusos y la desatención de que son objeto los menores de 18 años, e incluye todos los tipos de maltrato físico o psicológico, abuso sexual, desatención, negligencia y explotación comercial o de otro tipo que causen o puedan causar un daño a la salud, desarrollo o dignidad del niño, o poner en peligro su supervivencia, en el contexto de una relación de responsabilidad, confianza o poder. La exposición a la violencia de pareja también se incluye a veces entre las formas de maltrato infantil.”


Es por esto que en el siguiente informe se expondrán datos relevantes sobre el maltrato infantil a nivel mundial, donde se mostrará que no es un acontecimiento ajeno a nosotros, donde poco a poco hemos tomado conciencia, como humanidad, aceptando que éste es un problema que ocasiona consecuencias gravísimas en el desarrollo de nuestros niños. Además queremos presentar la realidad nacional, datos que nos permitirán saber cómo la sociedad chilena aborda el tema y cómo trata de generar cambios. Identificaremos el problema, investigaremos la razón, el ¿Por qué? de esta situación y planteamos nuestra opinión y solución frente a éste.







¿QUÉ OCURRE A NIVEL MUNDIAL?





Datos de la OMS (Enero 2014)

Aproximadamente un 20% de las mujeres y un 5 a 10% de los hombres manifiestan haber sufrido abusos sexuales en la infancia, mientras que un 23% de las personas de ambos sexos refieren maltratos físicos cuando eran niños.

Entre las consecuencias del maltrato infantil se encuentran problemas de salud física y mental para toda la vida, y efectos sociales y laborales negativos que pueden retrasar el desarrollo económico y social de los países.

Se calcula que cada año mueren por homicidio 34000 menores de 15 años. Esta cifra subestima la verdadera magnitud del problema, dado que una importante proporción de las muertes debidas al maltrato infantil se atribuye erróneamente a caídas, quemaduras, ahogamientos y otras causas.

Estos datos tan alarmante nos hace cuestionarnos ¿Cómo? ¿Por qué? ¿Cuál es el fin? ¿Qué se está haciendo? ¿Cómo ayudamos?. Para contestar estas interrogantes debemos saber las causas y efectos que conlleva este problema.

El maltrato infantil no sólo comprende la violencia física, sino, incorpora también el abandono, la negligencia, el abuso emocional y sexual; son todas esas instancias en donde se expone a un niño al sufrimiento y al dolor, lo preocupante es que quien ejerce estos tipos de maltrato son generalmente los propios padres y parientes más cercanos del niño.

Sin embargo a ninguna persona se le enseña a ser padre o madre, tampoco hay un manual que indique qué se debe hacer en cada circunstancia o un estereotipo de un padre/madre ejemplar que se pueda imitar. Por otro lado a ninguna persona se le obliga a tener hijos y cumplir con este rol, por lo tanto hacerse cargo de otra vida es una responsabilidad enorme, ya que es un aprendizaje continuo y que requiere de tiempo, disposición, amor, recursos, etc. Es la familia quien le brinda protección y quien cubre las necesidades fisiológicas, afectivas y sociales del hijo, es la familia quien entrega una formación integral ofreciendo relaciones seguras que le permitirán al niño poder desenvolverse en la sociedad de manera confiada y competente.





CAUSAS DEL MALTRATO







En muchos de los casos, quien comete el abuso tiene antecedentes de haber sufrido el mismo tipo de agresión durante su infancia, no podemos olvidar que el agresor también fue un niño, y si fue víctima de algún tipo de maltrato que no fue denunciado ni tratado, establecerá un patrón que lo condiciona a ejecutar los mismo actos y situaciones en las que fue agredido, repitiendo la historia, causando los mismos efectos del niño que actualmente será agredido dejando traumas y secuelas muy difíciles de superar.

Educar no es una tarea fácil, tratar de explicarle a un niño lo que se debe hacer y cómo comportarse frente a ciertas situaciones, puede llegar a ser algo muy agotador, sin embargo tenemos un paradigma social que forma una mentalidad agresiva de adultos y niños, donde se utiliza el castigo como un método rápido y efectivo que regula las actitudes incorrectas en base a la generación de miedo y temores, provocando que el niño sea más tímido y sumiso frente a el agresor.

El no saber expresarlo, explicar emociones frente a un niño genera conflictos en la manera de relacionarse con los demás esto provoca la exaltación de alguno ellos, pero producto de la misma frustración de no poder comunicarse de manera eficiente con el niño manifestándose un ambiente tenso y de inseguridad

Falla de Inteligencia Emocional, si no se aplican los conocimientos que enseña la vida, no existe esa intención de saber transmitir emociones, de saber actuar, de saber comunicar sin palabras los sentimientos, claro así sin golpes. Esta situación es muy común en padre inseguros que todavía necesitan aprender más para saber cómo manejar situaciones críticas o que no han entendido la responsabilidad que un niño invoca. Estos padres son propensos a no tener expectativas, lo mismo sucede con embarazos no deseados y personas intolerantes o inexpertas. Y aunque se tengan buenos métodos para tratar a los infantes, el ambiente que se viva en el momento puede llegar a desestabilizar.

Cuando al nacer el niño presenta alguna dificultad y queda con secuelas o ya viene con algun retraso mental o malformación, etc. La relación del adulto con el niño cambia completamente ya que puede ocasionar una tensión constante que no permita ir superando obstáculos y barreras que se van presentando, como recursos económico o deterioro en la relaciones sociales.
Finalmente las adicciones o el abuso a sustancia en el adulto también genera un desequilibrio emocional que conlleva a una agresión descontrolada por no tener la conciencia de sí mismo y del otro, tan presente cuando se esta bajo la influencia de estas adicciones, provocando conflictos y rupturas de lazos familiares.



TIPOS DE MALTRATO






Físico: Toda agresión que puede o no tener como resultado una lesión física, producto de un castigo único o repetido, con magnitudes y características variables.

Leve: Tirar el pelo o las orejas, empujar o zamarrear, cachetadas o palmadas, patear, morder.

Grave: quemar con algo, golpear con objetos, golpizas, amenazar o agredir con cuchillos o armas

Psicológico y emocional: El hostigamiento verbal habitual por medio de insultos, críticas, ridiculizaciones, así como la indiferencia y el rechazo explícito o implícito hacia el niño, niña o adolescente. También se incluye el rechazo, el aislamiento, aterrorizara los niños o niñas, ignorarlos y corromperlos.Por ejemplo, decirle que no se le quiere, encerrarlo, insultar o decir garabatos, burlarse de él frente a terceros, amenazarlo con golpearlo.

Abandono y negligencia: Se refiere a la falta de protección y cuidado mínimo por parte de quienes tienen el deber de hacerlo y las condiciones para ello. Existe negligencia cuando los responsables de cubrir las necesidades básicas de los niños no lo hacen.

Sexual: Conductas sexuales, coercitivas o no, impuestas a una persona menor de edad, por una persona mayor, que puede ser físicamente superior, con más experiencia, que utiliza incorrectamente su poder o autoridad. En la violencia sexual se hace referencia a:

Abuso sexual: Puede llevarse a cabo sin necesidad de tener contacto físico con la víctima o bien teniendo ese tipo de contacto. El abusador busca tener gratificación sexual.
Explotación sexual comercial de niños y niñas: supone la utilización de las personas menores de 18 años para relaciones sexuales remuneradas, pornografía infantil y adolescente, utilización de niñas y niños en espectáculos sexuales donde exista además el intercambio económico o pago de otra índole para el menor o para un tercero intermedia.








CONSECUENCIAS DEL MALTRATO



El maltrato puede conllevar consecuencias a largo plazo, causa estrés y se asocia a trastornos del desarrollo cerebral temprano, es decir, cuando se provoca mucho estrés se puede ver alterado el desarrollo del sistema nervioso e inmunitario.

Los adultos que han sufrido maltrato durante su infancia, son más propensos a sufrir problemas conductuales físicos y mentales como:

- Dificultad para reconocer, tolerar, expresar y modular estados afectivos (nada parece afectarles, y los que son violentos, no reconocen límites, ni autoridad)
- Depresión
- Consumo de tabaco
- Obesidad
- Comportamientos sexuales de alto riesgo
- Embarazos no deseados
- Consumo indebido de alcohol y drogas
- Perturbaciones en la regulación de funciones corporales básicas (sueño, alimentación y control de esfínteres)
- Dificultades para darse cuenta de dónde está el peligro (lo que podría conllevar a que el niño incurra en conductas peligrosas)
- Dificultades en el aprendizaje.
- Desregulación en la relación con los demás.

Habiendo dicho esto, se podría decir que, el maltrato infantil puede contribuir a distintos tipos de enfermedades relacionadas al corazón, cáncer, suicidio, e infecciones de transmisión sexual, etc.

Además como incluye los costos de hospitalizaciones, de tratamientos por motivos de salud mental, de servicios sociales para la infancia, y costos sanitarios a largo plazo; tiene un impacto en salud.



PREVENCIÓN



Existen varios programas para prevenir el maltrato infantil, entre ellos tenemos los que van enfocados a los padres del niño, en donde se les aportará conocimiento y orientación respecto al criado de sus hijos.
Por ejemplo, están las visitas domiciliarias de enfermas para ofrecer apoyo, formación e información; también está la formación de los padres, que usualmente se hace en grupo, donde el objetivo es mejorar sus conocimientos sobre el desarrollo infantil, sus aptitudes para criar a los hijos, y alentarlos a adoptar estrategias positivas en sus relaciones con los hijos. Existen también intervenciones con múltiples componentes, que generalmente incluyen el apoyo a los padres y su formación, la educación preescolar, y la atención al niño.

Pero no sólo existen los programas enfocados a los padres, hay también otros como los destinados a prevenir los traumatismos craneoencefálicos por maltrato, que generalmente son hospitalarios, donde se les explica a los padres los problemas que conlleva zarandear al niño pequeño y se les enseña cómo afrontar el problema del llanto inconsolable.
Hay también otros programas no menos importantes que están destinados a la prevención del abuso sexual en niños, que refuerzan los factores de protección frente al abuso sexual en infancia, y que generalmente se realizan en las escuelas; donde se les enseña a los niños a decir que “no”, la propiedad de su cuerpo, las diferencias entre un contacto normal y un tocamiento impúdico, a reconocer las situaciones de abuso, y cómo revelar los abusos a un adulto en el que confíen.

Cuanto antes se producen estas intervenciones en la vida del niño mayores son los beneficios que le pueden aportar a él (por ejemplo, desarrollo cognitivo, competencias conductuales y sociales, logros educacionales) y a la sociedad (por ejemplo, reducción de la delincuencia).

Además, el reconocimiento precoz de los casos y la asistencia continua a las víctimas y sus familias pueden ayudar a reducir la recurrencia del maltrato y a paliar sus consecuencias.